NGC 6853: un fantasma en la noche


            

Más frágiles que la burbuja de jabón más fina, estas fantasmales apariciones hacen su aparición sin necesidad de una sesión espiritista. Resplandecientes por una radiación ultravioleta invisible, sus capas semitransparentes revelan el corazón revelador de una estrella que alguna vez fue.

Hace unos 4.000 años, una vieja e hinchada estrella gigante roja, situada hacia la constelación norteña de Vulpecula, dio su último suspiro y se desprendió de su piel exterior, exponiendo su corazón aún palpitante. No fue hasta mediados del siglo XVIII que Charles Messier, el famoso cazador de cometas francés, notó su distante y tenue resplandor circular y lo colocó en su catálogo para evitar que se le confundiera con un cometa durante futuras expediciones al cielo nocturno. Unos años más tarde, el músico convertido en astrónomo llamado William Herschel dio a estos objetos el nombre de nebulosas planetarias, debido a su parecido con los planetas.

Los telescopios de entonces carecían de la definición de color y la claridad de incluso los instrumentos más económicos disponibles en la actualidad. Por lo tanto, tanto Messier como Herschel probablemente se sorprenderían si vivieran para disfrutar de nuestra vista actual de esta nebulosa planetaria. Hoy conocemos la 27ª designación del catálogo de Messier como la Nebulosa Dumbbell.


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