Abell 24, una reliquia del pasado


El destino final de una nebulosa planetaria es fundirse y desaparecer en el espacio infinito. Lo que antes había sido una orgullosa estrella parecida al Sol, llegó un momento en que las fuerzas internas que la mantenían unida colapsaron y esa estrella empezó su último viaje, antes de convertirse en una enana blanca. Abell 24 casi no se puede ver ya, la materia que la estrella moribunda expulsó está diseminada por cientos de años-luz a su alrededor. 

El catálogo de nebulosas planetarias de Abell está centrado en este tipo de nebulosas viejas y relativamente grandes de las cuales Abell 24 es un buen ejemplo.

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